“Otra comunicación”, ¿para qué?
El manejo
de la información nos lleva a tener una visión y opinión sobre algún
suceso, sobre la realidad toda, en lo político, social, cultural, en
todos los campos. Como nunca antes, hoy los medios de comunicación
se han establecido como un ente que diseña la realidad de millones de
humanos. Son un referente para acercarnos, entender o interpretar la
realidad, así como al mismo tiempo la van conformando/creando. Son, por
lo tanto, uno de los principales “educadores” de las sociedades,
principalmente de las llamadas sociedades “desarrolladas”.
La agenda
por discutir, los temas de interés, los temas de impacto, están
definidos -incluso matizados- por los medios de comunicación. ¿Qué es lo importante?
¿Cómo son las cosas? ¿Qué rumbo es el que conviene tomar socialmente?
El “qué” se dice, cómo y cuándo, se define en una mesa, en un escritorio
alejado de la sociedad, de sus preocupaciones y luchas cotidianas por
sus derechos.
El monopolio en los medios de comunicación, en las últimas décadas se acrecentó, reforzándose una visión única
sobre lo que es y debe ser el desarrollo y destino del mundo; la
imposición -obviamente muy coloreada y musicalizada- de valores y
estereotipos sociales y culturales se fue globalizando, dejando un
mínimo espacio a la diversidad (y ésta es “aceptada” como simple
folclor, siempre y cuando no ponga en riesgo la visión “de progreso y
buenas costumbres” occidentales). En pocas palabras, simples y llanas,
es la difusión y reforzamiento de la ideología de la clase dominante.
La
relación que existe entre los grupos del poder económico y político con
los medios de comunicación es estrecha y en gran medida se confunden y
actúan como uno solo. No es casual que la “imagen de la realidad”, los
mensajes y la interpretación de la misma, son a la medida y al servicio
de estos grupos de poder. La subjetividad social se
configura por intereses ajenos a la inmensa mayoría de la sociedad, a su
realidad y sus necesidades. La manipulación lleva la voz cantante
vestida de aspiración y destino.
Los pilares que “animan” a las empresas de la comunicación no se quedan solamente en caminar de la mano y en sintonía con los grupos de poder; se guían por las reglas del mercado que les garantizan la ganancia. En otras palabras: todo lo que se relacione, directamente o no, con el quehacer de los medios de comunicación tiene que ser vendible… y si no lo es, se le tratará igual que una mercancía de todas formas.
En los últimos años, con posibilidades de mayor alcance, han surgido medios alternativos
de comunicación, los cuales no son bien vistos y mucho menos respetados
por los grupos de poder. En varios casos estas iniciativas de generar
otra visión y explicación de la realidad se han visto seducidas o
“comidas” por el monopolio o golpeadas por el poder desde su brazo
ejecutor “legal”: las instituciones gubernamentales. Carmen Aristegui es
el caso más sonado.
¿Medios
alternativos de comunicación? Las siguientes características podrían
colocarse como parte de un concepto simple: son aquellos que, desde una
independencia económica, política y religiosa, no hacen de la vida un espectáculo
ni una mercancía. Se dan a la tarea de transmitir las diferentes voces y
visiones que buscan transformar y construir un mundo donde la vida es
acorde con el respeto y ejercicio de los derechos
humanos, con las aspiraciones de las mayorías, respetando y valorando la
diversidad como un elemento cultural de crecimiento.
Este esfuerzo de construir medios alternativos de comunicación
ha dado como resultado una gran cantidad de radios ciudadanas,
revistas, colectivos creadores de videos o páginas temáticas de
información y debate por internet. Por otra parte, la creación de foros o espacios que faciliten el encuentro e intercambio de opiniones, información o divulgación, como es el caso del Centro Cultural Tierradentro Café
en Chiapas, además de ser una opción para el consumo de alimentos, son
opciones para la venta de artículos desde una perspectiva diferente a la
de las grandes empresas.
Gran variedad de propuestas alimentan ese sendero que se conoce como comunicación alternativa,
incluyendo una sin tantas complicaciones tecnológicas como la “radio
bocina” (que basta con un megáfono -por lo menos-, un lugar, día y
horario más o menos fijo), hasta algunas menos exploradas y más
complejas en varios sentidos, como la televisión por internet, que es el
caso de Rompeviento TV.
Desde su nacimiento, en Rompeviento TV la apuesta fue construirse desde la independencia y colocar los micrófonos y cámaras a “las otras voces”
que poco o nada son tomadas en cuenta en los monopolios de la
comunicación y que son las voces “disonantes” con el discurso hegemónico
neoliberal. Tiene características que la hacen totalmente diferente a
las televisiones online, de paga o por demanda. Se consolidó
como una opción de calidad, en lo técnico y en los contenidos. Ya van 4
años, con muchos aprendizajes y aún mucho por recorrer y compartir. Y por otra parte, apenas van 14 años de Frecuencia Libre 99.1, en SCLC, Chiapas; una radio que se dice y se contruye ciudadana, independiente y con varios puntos de vista y modos de hacer radio y hacer colectivo; con problemas técnicos y financieros pero con una tenacidad permanente de las mujeres y hombres que a diario la hacen posible como espacio y caja de resonancia de las denuncias y luchas sociales.
Hoy se
requieren más medios de comunicación críticos, autónomos, con alcance y
potencia, de y para la ciudadanía, que poco a poco le hagan contrapeso a
la visión manipuladora e impuesta desde los monopolios, esos que siguen
los designios de los grupos en el poder, y que en las últimas semanas
nos venden, día y noche, por todos los medios, la idea/imagen de que el mal de nuestro país es el magisterio,
al grado de hacer ahora a los maestros peligrosos delincuentes que
lavan dinero causando graves daños a la economía nacional. En el plano
continental, por ahora el discurso contra la revolución cubana está
matizado, las baterías “informativas” están con todo contra el gobierno
bolivariano de Venezuela. La realidad se re-crea, se manipula; las
palabras, las frases no son casuales.
En gran medida, el “control social”
(en el cual permanentemente trabajan muchas instituciones e instancias
gubernamentales) se debe al trabajo de los medios al servicio del
sistema. Aparte están otras instancias que se suman a este fin (por
ejemplo, una parte de la estructura de la iglesia católica) y muchos
“líderes de opinión” que tienen sus espacios en los grandes medios y se
ven beneficiados de las sombras del poder. Para el control ideológico, los medios de comunicación son fundamentales.
Se preguntaba en voz alta Herbert Marcuse: ¿Se puede realmente diferenciar entre los medios de comunicación de masas como instrumentos de información y diversión, y como medios de manipulación y adoctrinamiento?
Me parece que para millones de personas, la pregunta no tiene sentido, y
no le dedicarían más tiempo para seguir mirando su programa preferido
de entretenimiento y olvidarse de sus problemas un rato.
Una y otra vez, como una necesidad
que se emparenta con la necedad, surgen propuestas de grupos, de
colectivos e incluso individuales, de crear espacios de información,
difusión, debate, reflexión e intercambio de saberes, en lo político y
cultural, en lo referente a ecosistemas y en salud. Dibujo una sonrisa
en mi cuaderno.
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