Salvador Allende, hoy tan presente como ayer.

INTERVENCION DEL PC CHILENO-FRANCIA EN HOMENAJE A SALVADOR ALLENDE
11 de septiembre de 2011 - Plaza Salvador Allende, París

Hace 38 años la derecha chilena inició la reconquista del poder con la única arma que sabe manejar a la perfección: la violencia. En esos instantes trágicos, el presidente Allende supo describir, con mirada visionaria, el avenir del país a largo plazo: “La historia la hacen los pueblos” declaró, agregando “que serán otros hombres los que superen este momento gris y amargo”. Su confianza en el pueblo chileno nunca tuvo fallas.

Hoy día el pueblo chileno despierta de la larga pesadilla de explotación, de ilusión y engaño a la
cual fue sometido por unos y por otros desde el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Desde entonces se han impulsado numerosos combates. Todas las batallas son no solo necesarias
sino indispensables. Cualquiera sea el resultado, incluso desfavorable, cada combate político coloca las premisas del siguiente.

La fuerza del combate actual del mundo educativo chileno, y la participación masiva que suscita, es preciso buscarlas en las manifestaciones de los colegiales, los “pingüinos” (*1) de 2006. Y así,
sucesivamente, en las luchas que las han precedido. En la historia de Chile, la lucha de los
estudiantes, como aquella de los sindicatos obreros, han siempre precedido los grandes cambios de la sociedad.

El movimiento de los universitarios, colegiales, profesores y padres en Chile ha sabido interpretar e impulsar las grandes aspiraciones de una mayoría de chilenos. Rápidamente se ha evidenciado que las reivindicaciones exclusivamente educativas -una educación universal, pública, de calidad y gratuita-, no podían ser satisfechas sin ser acompañadas de un cambio profundo del cuadro institucional chileno.

Tal como lo afirmara Carlos Marx hace más de 150 años, si una lucha reivindicativa es lo
suficientemente potente deberá imperativamente convertirse en lucha política. En Chile nos
encontramos en esta situación.

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Nosotros comunistas, que hemos estado y estaremos siempre en primera línea, exigimos un
plebiscito sobre la educación, y a término, la formación de una Asamblea Constituyente para, al fin, democratizar realmente Chile y terminar con la educación y todo el legado pinochetista.

La reivindicación de los estudiantes de una educación para todos no podrá realizarse completamente sin el remplazo de la camisa de fuerza institucional dejada por Pinochet. En solo algunas semanas, la consciencia popular ha progresado más que durante todos los años de transición. Es imperativo que todos los actores sociales ganen en organización tratando de integrar otras capas populares excluidas. Esta es una de las condiciones de nuestro éxito.

La lucha será larga y tal vez jalonada de varias etapas, pero con Allende, y todas las víctimas de la dictadura y del neoliberalisme en nuestra memoria, venceremos.

En este día aniversario es imposible no citar las últimas palabras del compañero Allende, pues la
ruta del pueblo chileno por recorrer las grandes alamedas, como él lo predijo, está iniciada y nadie la podrá detener.

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